Manovich
presenta su libro como una teoría sobre los nuevos medios tal y como éstos se
han desarrollado hasta el presente (2001). De este modo quiere distanciarse de
las habituales cábalas de los futurólogos de las nuevas tecnologías, aunque de
su planteamiento se desprende, naturalmente, un posible camino que éstas
seguirían. Lo que nos interesa es que en lugar de especular acerca del rumbo
que tomarán los nuevos medios en el corto o medio plazo, el autor se centra en
ofrecer
una doble tentativa de documentación y teoría del presente. De la misma manera que los historiadores del cine han detallado el desarrollo del lenguaje del cine, mi propósito es describir y comprender la lógica que guía el lenguaje de los nuevos medios (50).
Uno de
los motivos que le llevó a escribir esta teoría del presente es el de la desaparición
del contorno de ese presente debido a la distancia. Sumergidos en el lenguaje
de los nuevos medios, ¿cómo será posible hacer una teoría sobre ellos? Hay que
actuar antes de que sea demasiado tarde. De ahí las preguntas que formula en la
Introducción al libro. Por ejemplo: «¿Dónde estaban los teóricos en el momento
en que los iconos y los botones de las interfaces multimedia eran como la
pintura fresca de un cuadro recién terminado, antes de que se volvieran
convenciones universales que, como tales, nos llegaran a resultar casi
invisibles?» (50).
En esencia, los nuevos medios se
caracterizan por traducir el lenguaje de los medios tradicionales (pintura,
fotografía, cine, etc.) en datos numéricos, proporcionando nuevas posibilidades
para crear y comunicar contenidos. La Introducción de la propia obra constituye
una presentación suficiente del contenido, estructura y método del volumen.
Basta señalar que Manovich se centra en la exposición de los rasgos distintivos
de los denominados nuevos medios (representación numérica, modularidad, automatización,
variabilidad y, transcodificación) y señala cómo buena parte de las técnicas
que éstos utilizan para producir y distribuir contenido beben de los recursos
de los que se valían los medios analógicos.
El lenguaje de los nuevos medios es un
manual complejo, no sólo por la cantidad de temas que trata y por las
relaciones que establece entre ellos, sino también por lo variado de las
fuentes de las que se sirve Manovich: la teoría estética está muy presente,
pero en menor medida que obras culturales específicas de ámbitos como el cine,
las instalaciones artísticas (espacios de realidad virtual, simuladores) y los
videojuegos. Una lectura del texto puede arrojar conclusiones sobre temas como
la preeminencia de la espacialidad frente a la temporalidad:
Lo que antes era cine, ahora es la interfaz entre el hombre y el ordenador […] Siguiendo la tendencia general de la cultura del ordenador hacia una espacialización de toda experiencia cultural, esta interfaz cultural espacializa el tiempo, representándolo como una forma en un espacio en tres dimensiones (138-39)
La
formación individual y colectiva en la sociedad de las nuevas tecnologías:
En el paso de una sociedad industrial a una sociedad de la información, y de los viejos medios a los nuevos, productores y usuarios coinciden en muchas más cosas […] Aunque algunos de los productos de software se dirigen bien a productores profesionales o a usuarios finales, otros son usados por ambos grupos, como los navegadores de Internet y los buscadores […] La diferencia en capacidad técnica entre los profesionales y los aficionados también ha disminuido (172).
O el
cambio en el paradigma del flaneûr que
pretenden introducir los espacios de realidad virtual:
Si el navegante de Internet, que sigue enviando mensajes a listas de correo y foros de debate y acumulando datos sin fin, es una reencarnación del flaneûr de Baudelaire, el usuario que navega por un espacio virtual asume la posición del explorador del siglo XIX, ese personaje que va de Cooper a Twain (342).
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